lunes, 21 de marzo de 2011

No tengo nada!


No tengo nada, pero….

Creo que uno de nuestros mayores deseos es poder hacer la diferencia en el mundo en donde vivimos. Sin embargo, nosotros, los jóvenes, tenemos muchas veces la falta de sueldo, las dificultades en la universidad, el paro, y muchas otras cosas que pueden ser un fuerte argumento para que no hagamos la diferencia que tanto anhelamos.

Pero en estos momentos cuando no tenemos nada es que podemos ver la mano de Dios sobre nosotros. Eso le paso a Pedro cuando él iba al templo para orar. Un hombre cojo desde el vientre de su madre pedía limosna en la puerta del templo, pero Pedro no tenía nada. Eso ya sería suficiente para poner un fin en la situación. Sin embargo, Pedro creía en Dios, y pese a que no tuviera ninguna moneda le dio al hombre algo que nadie le pudo dar: la sanidad. Pedro le dijo: “No tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡Levántate y anda!” (Hechos 3:1-10)

Así como hizo Pedro nosotros también podremos hacerlo hoy. Tengo certeza que él hizo diferencia en la vida de aquel cojo. Tal vez no daremos a alguien la sanidad de una enfermedad. Pero simplemente decir a alguien “Jesús te ama” será nuestro ‘todo’. La Biblia dice en el evangelio de San Mateo “Vosotros sois la luz del mundo.”. A veces vamos a mirar nuestras vidas e solamente veremos esa luz. Todo que debemos hacer es dejarla brillar. ¡Nuestro ‘nada’ podrá ser el cambio de vida que alguien necesita!

¡Deja tu luz brillar!